Estamos a la espera de la resolución del dictamen de ley de arizona, en manos de una juez federal, con al alma en un hilo. . . . pero las reacciones o las consecuencias de ésa ley ya se están sintiendo en la frontera desde hace tiempo, como un preludio de lo que se avecina: han aumentado las deportaciones de los connacionales, haciendo muy difícil las situaciones de las fronteras, los gobiernos mexicanos no tienen un plan de contingencia para atender a los (se cree miles) trabajadores migrantes que serán deportados.
Han aumentado los casos de violencia por parte de las policías de los estados unidos en contra de cualquier persona que nos sea blanquita, que tengan la facha de mexicano o latino.
Han aumentado los casos de xenofobia por parte de la población en general.
Han aumentado los casas de patrones que no han pagado a los trabajadores y de alguna manera los acusan para que los deporten y así no pagarles el salario ganado.
El miedo aumenta en la población, miedo a salir, miedo en el trabajo, miedo en cualquier lugar, lo que hace que salgan menos a la calle, que salgan menos al trabajo, menos atención médica, que vivan ocultos, con el Jesús en la boca.
Las policías se creen impunes, nadie los detiene, los testimonios de testigos o de las víctimas carecen de valor.
Dejemos pasar las horas. pero debemos hacer algo. Los que estamos aquí y los que están allá.
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